¿La más terrible extinción masiva fue provocada por un microbio?
En la historia biológica de la Tierra se han sucedido diversas extinciones masivas. La más conocida de ellas es la que borró a los dinosaurios de la faz del mundo. Sin embargo, la mayor ola de desapariciones se dio en periodo Pérmico, hace 251 millones de años. En ella, más del 90% de las especies se extinguieron, al punto que la Tierra fue por millones de años un páramo habitado apenas por hongos. ¿Qué fue lo que causó una ola de mortandad que, según las evidencias fósiles, se extendió a lo largo de un millón de años?
Una bacteria: responsable de la peor extinción biológica
Se han desarrollado diversas especulaciones sobre las causas de la devastación que cambió para siempre el curso de la evolución, numerosos árboles genéticos se vieron arrancados de cuajo y especies enteras de aves, mamíferos y reptiles se perdieron.
Entre las causas que los paleontólogos manejan para explicar la extinción masiva al final de Pérmico se encuentra la caída de un asteroide, actividad volcánica irrefrenable y emanaciones de gas tóxico. Sin embargo, ha surgido nueva evidencia que señala a otro culpable: una bacteria.
Las nuevas evidencias que explican la extinción del Pérmico
Según un investigador del MIT (Massachusetts Institute of Technology), Daniel Rothman, existe evidencia que cambiará nuestra visión sobre esta extinción masiva; sedimentos que datan del final del Pérmico señalan un repentino aumento de las emisiones de carbono, en forma de gas metano. Este aumento del gas parecería corroborar las dos hipótesis más valoradas sobre la ola de extinciones: el meteoro o la actividad volcánica. Ambos fenómenos por sí mismos harían elevarse los niveles de este gas. Pese a ello, Rothman cree que la explicación no es tan obvia.
En un artículo aparecido en la revista New Scientist, Rothman asegura que el responsable de estas extinciones fue una bacteria.
Las bacterias metanógenas (que pueden producir gas metano a partir de la descomposición de materia orgánica) son responsables de la mayor parte del metano biogénico de la Tierra. El investigador del MIT cree que se tienen pruebas de que el Methanosarcina adquirió su capacidad de sintetizar el gas tóxico hace 231 millones de años; fecha cercana a la de la extinción masiva.
Un metanógeno es un organismo que descompone la biomasa (restos de seres vivos) en metano: un gas rico en carbono, que no es tóxico para la mayoría de las especies, pero que es altamente inflamable.
Al mismo tiempo que estas bacterias adquirieron la capacidad de sintetizar metano, por alguna razón aún por explicar, se dispararon en el suelo terrestre los niveles de níquel. Este metal potencia la capacidad de las bacterias metanógenas de crear el gas metano. ¿El resultado? Ante el aliciente del níquel, las bacterias elevaron las cantidades de metano, que en el mejor de los casos habría elevado varios grados la temperatura de la Tierra, aniquilando la vida. Sí, un efecto invernadero.
¿Nos ha tocado tomar el lugar de los
metanógenos? ¿Nuestras actividades
contaminantes están por hacer lo que el
Methanosarcina hace millones de años?